martes, 11 de diciembre de 2012

Nuevo Cargo


Cuando salí embarazada, por supuesto empecé a planificar lo que sería mi vida con la llegada de mi Gabriel. Siempre tenía como ejemplo a mi mamá y en lo que me gustó de las cosas que hizo para criarnos a mi hermano y a mí. Mi mamá siempre ha sido una mujer emprendedora, logró todas sus metas a nivel profesional y espero que sienta que ha logrado sus sueños a nivel personal.
 
Con el conteo de las semanas de mi barriguita, siempre pensé que podría llevar a cabo mis dos facetas, la de mamá y la de mujer profesional y por supuesto, sentía que ambas caras son totalmente compatibles.
 
Cuando tuve a Gabriel en mis brazos, todo, ABSOLUTAMENTE todas mis metas, sueños, aspiraciones, cambiaron por completo, todo mi mundo se centró en mi bebé. Con el pasar de los días junto a él, sentí que mi vida, mis sueños, mis metas, estaban realizadas. Nunca me ha sentido más feliz, ver a mi bebé crecer ha sido la experiencia más bella que he tenido y tengo la dicha de disfrutar.
 
Con el pasar de la semanas de mi permiso de maternidad, un susto dentro de mi crecía día a día, me preguntaba mil veces ¿Cómo voy a hacer para separarme de Gabriel?, a pesar que fui afortunada por disfrutar del nuevo permiso de maternidad por ley de mi país (22 semanas entre pre y postnatal), comencé a sentir que mi permiso se hacía muy corto. Por lo tanto, a poner en una lista los pro y los contras de ser mamá trabajadora.
 
A nivel personal, fueron más los contras en mi lista, el tiempo para estar con mi bebé mientras yo trabajaba era muy corto. Como toda mamá quiero estar presente en las primeras experiencias de mi bebé, no veía justo que una abuela o una guardería fueran los responsables de sus primeras experiencias. Comencé a analizar mi situación laboral, salario, carrera a futuro y la verdad sentí que ya venía la necesidad de un cambio, a decir verdad, esto yo lo venía sintiendo desde antes de salir embarazada.
 
Pues el cambio se dió, y mi nuevo cargo es Mamá al 100%. Se acabaron los tiempos de entrega cortos, las evaluaciones que nunca reflejaron mi compromiso y entrega, se acabó la etiqueta de Senior. Ahora tengo un dulce, bello y exigente jefecito. Que no tiene paciencia para extender los plazos de entrega, todo es para ya!, que no permite que llegue tarde al trabajo o me quede dormida.
Por supuesto también siento miedo con este nuevo trabajo, toda la responsabilidad económica recae (por ahora) en el padre fundador de mi jefecito, en todo nuestro tiempo de pareja, se cuenta con los dedos de una mano, las veces que le he pedido dinero a mi esposo y ahora el estar sin ingresos propios y ver mi cuenta bancaria en declive, me hace pensar algunas veces si habré tomado la mejor decisión.
 
De verdad admiro a todas esas mamás trabajadoras, algunas por necesidad y otras porque aman su vida profesional. Yo no tuve el valor de dejar a mi bebé y el regresar a mi empleo tampoco era una motivación suficiente para sacrificar el tiempo al lado de mi bebé.
 
Lo que amo de mi nuevo trabajo, es que así como mi jefecito me exige, me da la mejor motivación y evaluación de mi carrera: SU SONRISA TODOS LOS DÍAS!

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