jueves, 12 de septiembre de 2013

Viajando con mi bebé... Parte I

Hola!!... Estoy de vuelta después de más de un mes. Si, estuvimos un mes en Tenerife y llegamos el 30 de agosto, hoy después de lidiar con las tareas de volver a la rutina de la casa (deshacer maletas, comprar comida, lavar ropa, fiebre y malestar de gripe) retomo mi blogcito, a ver si puedo "resumir" mi experiencia de este viaje a Canarias.

Salimos el 1ero de agosto, papá y mamá a enfrentar un vuelo de 7 horas de Venezuela a Tenerife con nuestro intrépido caminante. Yo ya tenía como 2 días muy nerviosa, entre hacer las maletas y pensar que no se me quedara nada importante para mi bebé y los nervios de no saber como se iba a portar mi duende en el vuelo. Llegó el día D, el vuelo salía a las 8.30 pm, así que era un vuelo de noche. Gabriel super pilas, primera vez que iba al aeropuerto, casi no se podía estar quieto en el coche (carrito), quería caminar y conocer todo. Lo divertido era la tragedia de mi esposo, para cerrar el coche y meterlo por todos los escáneres de seguridad para poder salir, además de los 4 bolsos que llevábamos como "equipaje de mano". Llegamos a nuestra puerta, el avión iba a estar lleno, me di cuenta que no iba a ser la única con un niño pequeño, así que me relajé un poco. Lo bueno de viajar con un bebé, es que te hacen pasar de primero a la hora de embarcar. Antes de subir le puse la pijama a mi duende, mentalizándome que iba a dormir. Al momento de ocupar nuestros asientos, Gabriel se transformó, al segundo de estar ahí el loquito se apoderó de los 4 apoya cabezas, los dos nuestros y los dos de los asientos del frente jejeje y se subia sobre nosotros para tratar de descubrir todo lo que había en los asientos... yo respiraba profundo. Pagar un puesto extra para él era muy costoso, así que teníamos que viajar con él terremotin sobre nosotros.





El vuelo salió retrasado, así que coincidió más con la hora de domir de Gabriel, al momento de despegar, Gabriel se quedó quietecito, tal vez por el movimiento inusual que sentía, primera vez que despegaba jajaja, y mientras el avión alzaba vuelo, él tuvo un conato de sueño... y digo conato, porque Gabriel no se había tomado su tete. En el momento en que se estabilizó el avión, yo como un resorte brinqué a prepararle su tete, aunque Gabriel decidió que era el momento de Jugar con los pasajeros del asiento de atrás, que Gracias a Dios fueron un "sol", lo mantuvieron distraído mientras esperábamos que saliera el avión. Logré calmar a Gabo para darle el tete, se lo tomó rapidísimo, pero no mostraba intenciones de dormir. Me fui con él a la parte de atrás del avión, para acunarlo y lograr que cerrara los ojitos, mientras le cantaba sus canciones para dormir. Como en 20 minutos logré el objetivo y me fui a mi puesto justo para el momento en que comenzaron a repartir la cena... Se imaginarán mi contorsionismo, para bajar la mesita y poder comer con un bebé de 15 meses dormido sobre mí!!... Esas recomendaciones no las leí en ninguno de los blogs para consejos de cómo viajar con un bebé jajajajajaja. Lo bueno, logré comer sin que se despertara Gabriel y pude relajarme escuchando mi musiquita... y papá también. Apagaron las luces del avión y tuvimos tranquilidad durante aproximadamente 4 horas y media... aunque claro, mi esposo y yo no pegamos ni un ojo, pendientes de la comodidad de Gabriel, que tratabámos que durmiera sobre las piernas de nosotros, por lo tanto mi esposito y yo casi ni nos podíamos mover en el asiento...

Durante estas 4 horas, escuché y escuché música, como hacía en mis viejos tiempos jajaja. Me reencontré con mi reproductor de mp3 y con MI música, por fin lo usaba sin colocar canciones infantiles jejeje. Llegó el amanecer y con ello la claridad dentro de avión y Gabriel empezó a moverse más de lo normal y yo ya sabía... Llegó la luz, Gabriel siente que es el momento de levantarse jejeje. Y así fue, prendieron las luces del avión y Gabo abrió sus ojitos divertido, aunque un poco turbado de porque había luz si no habia dormido más, para él eran las 3 de la mañana... Sin embargo no volvió a pegar un ojo y faltaban como 2 horas y pico de viaje.

A partir de ese momento, dejé que Gabo recorriera el avión por su cuenta (claro yo detrás), también el Sr. del puesto de atrás se divirtió con mi bebé... le agradezco tanto y me arrepiento de nunca haberle preguntado su nombre. Las 2 horas que faltaban pasaron relativamente rápido... Al momento de bajar del avión y hacer la cola para inmigración, Gabo estaba con las pilas recargadas.... pero papá y mamá ya se sentian como zombies... No pegamos ni un ojo en todo el vuelo...

Honestamente, no tengo mucha claridad del reencuentro con la familia de mi esposo, todo el mundo estaba feliz, abrazos y besos por doquier, la emoción de conocer otro lugar distinto... pero mi cuerpo pidiendo caaaama... sin embargo como mamá, este "descanso del guerrero" tenía que adaptarse a su "guerrerito". Llegamos a la casa de mis suegros y Gabriel como una lechuga recorriendo el nuevo lugar y con una "papitis y mamitis" tremenda. Mi suegra se apiadó de nosotros y tomó el relevo mientras papá y mamá hacian un sueñito... que duró como 2 horas, fue interrumpido con los llantos de Gabriel, que luego de hacer una mini siesta con la abuela, se asustó al despertarse y no vernos.

Gracias a Dios, adaptarse al cambio de horario no fue tan terrible como pensé, en 2 días de dormirnos como a las 2 am, Gabriel tomó su horario y durante el mes de vacaciones, durmió más horas de lo usual por las noches...... Mamá y papá felices!!!...



Esta historia continuará.....

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